26 marzo 2013

La educación en la Constitución de 1812.

Artículo 131.
Las facultades de las Cortes son:
(...)
Vigésimasegunda. Establecer el plan general de enseñanza pública en toda la Monarquía, y aprobar el que se forme para la educación del Príncipe de Asturias.

Artículo 199.
La Regencia cuidará de que la educación del Rey menor sea la más conveniente al grande objeto de su alta dignidad, y que se desempeñe conforme al plan que aprobaren las Cortes.

Artículo 321.
Estará a cargo de los Ayuntamientos:
(...)
Quinto. Cuidar de todas las escuelas de primeras letras y de los demás establecimientos de educación que se paguen de los fondos del común.

Artículo 335.
Tocará a estas Diputaciones (provinciales):
(...)
Quinto. Promover la educación de la juventud conforme a los planes aprobados, y fomentar la agricultura la industria y el comercio, protegiendo a los inventores de nuevos descubrimientos en cualquiera de estos ramos.

TÍTULO IX.
DE LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA.

Capítulo único.

Artículo 366.
En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles.

Artículo 367.
Asimismo se arregrará y creará el número competente de Universidades y de otros establecimientos de instrucción que se juzguen convenientes para la enseñanza de todas las ciencias, literatura y bellas artes.

Artículo 368.
El plan general de enseñanza será uniforme en todo el Reino, debiendo explicarse la Constitución política de la Monarquía en todas las Universidades y establecimientos literarios donde se enseñen las ciencias eclesiásticas y políticas.

Artículo 369.
Habrá una Dirección general de estudios, compuesta de personas de conocida instrucción, a cuyo cargo estará, bajo la autoridad del Gobierno, la inspección de la enseñanza pública.

Artículo 370.
Las Cortes, por medio de planes y estatutos especiales, arreglarán cuanto pertenezca al importante objeto de la instrucción pública.

Artículo 371.
Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las restricciones y responsabilidad que establezcan las leyes.


En la tercera parte del Discurso Preliminar, leído a las Cortes en Cádiz el 24 de diciembre de 1811, Argüelles había dado la siguiente explicación de la regulación dada a la educación pública y la libertad de imprenta:

El Estado, no menos que de soldados que le defiendan, necesita de ciudadanos que ilustren á la Nación y promuevan su felicidad ocn todo género de luces y conocimientos. así que uno de los primeros ciudados que deben ocupar a los representantes de un pueblo grande y gneneroso es la educación pública. Esta ha de ser general y uniforme, ya que generales y uniformes son la religión y las leyes de la Monarquía española. para que el carácter sea nacional, para que el espíritu público pueda dirigirse al grande objeto de formar verdaderos españoles, hombres de bien y amantes de su patria, es preciso que no quede confiada la dirección de la enseñanza pública a manos mercenarias, a genios limitados imbuidos de ideas falsas o principios equivocados, que tal vez establecerían una funesta lucha de opiniones y doctrinas. Las ciencias sagradas y morales continuarán enseñándose según los dogmas de nuestra santa religión y la disciplina de la Iglesia de España; las políticas, conforme a las leyes fundamentales de la Monarquía sancionadas por la Constitución, y las exactas y naturales habrán de seguir el progreso de los conocimientos humanos, según el espíritu de investigación que las dirige y las hace útiles en su aplicación a la felicidad de las sociedades. De esta sencilla indicación se deduce la necesidad de formar una inspección suprema de instrucción pública, que con el nombre de dirección general de estudios pueda promover el cultivo de las ciencias, o por mejor decir, de los conocimientos humanos en toda su extensión. El impulso y la dirección han de salir de un centro común, si es que han de lograrse los felices resultados que debe prometerse la Nación de la reunión de personas virtuosas e ilustradas, ocupadas exclusivamente en promover bajo la protección del Gobierno el sublime objeto de la instrucción pública. El poderoso influjo que ésta ha de tener en la felicidad futura de la Nación exige que las Cortes aprueben y vigilen los planes y estatutos de enseñanza en general, y todo lo que pertenezca a la erección y mejora de establecimientos científicos y artísticos.
Como nada contribuye más directamente a la ilustración y adelantamiento general de las naciones y a la conservación de su independencia que la libertad de publicar todas las ideas y pensamientos que puedan ser útiles y beneficiosos a los súbditos de un Estado, la libertad de imprenta, verdadero vehículo de las luces, debe formar parte de la ley fundamental de la Monarquía, si los españoles desean sinceramente ser libres y dichosos.

10 marzo 2013

Carta de Abraham Lincoln al profesor de su hijo




Estimado profesor:
Él tiene que aprender que no todos los hombres son justos, no todos son verdaderos, pero por favor dígale que para cada villano hay un héroe, que para cada egoísta, también hay un líder dedicado.
Enséñele que para cada enemigo, allí también habrá un amigo. Enséñele que es mejor obtener una moneda ganada con el sudor de su frente que una moneda robada (competencia matemática).
Enséñele a perder, pero también a disfrutar de la victoria, háblele de la envidia y sáquelo de ella, dele a conocer la profunda alegría de la sonrisa silenciosa, y a maravillarse con los libros (competencia lingüística), pero deje que él también aprenda con el cielo, las flores en el campo, las montañas y valles. (conocimiento e interacción con el mundo físico)
En las bromas con amigos, explíquele que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa.
Enséñele a creer en sí mismo, incluso si está solo frente a todo el mundo. Enséñele a ser suave con los gentiles y ser duro con los duros, enséñele a nunca entrar en un tren, sólo porque otros entraron. (autonomía e iniciativa personal)
Enséñele a escuchar a todos, pero en la hora de la verdad, decidir solo (tratamiento de la información y competencia digital), enséñele a reir cuando esté triste y explíquele que a veces los hombres también lloran (competencia cultural y artística).
Enséñele a ignorar las multitudes que claman sangre y a luchar sólo contra todo el mundo, si piensa que es justo. (competencia social y ciudadana)
Trátelo bien, pero no lo mime, ya que sólo en la prueba de fuego se sabe que el acero es real. Déjelo tener el coraje de ser impaciente y a tener coraje con paciencia. (aprender a aprender).
Transmítale una fe sublime al Creador y fe también en sí mismo, porque sólo entonces puede tener fe en los hombres.
Sé que pido mucho, pero vea lo que puede hacer, querido profesor.

Abraham Lincoln, 1830.