28 septiembre 2014

La Libertad guiando al pueblo



En la clase de 1º de Bachillerato C hemos estado trabajando sobre este famoso cuadro que Eugène Delacroix pintó en 1830 para conmemorar la revolución que ese año acabó con la monarquía absoluta de los borbones, restaurada en el Congreso de Viena y permitió implantar la monarquía de Luis Felipe de Orleans, el rey burgués, que a su vez caería en la revolución de 1848. Delacroix plasmó a un pueblo en el que todavía luchaban juntos burgueses y proletarios, que aún no habían descubierto que sus intereses, necesidades y objetivos eran completamente dispares. La Libertad avanza, a pecho descubierto, guiando a ese pueblo deseoso de conquistar sus derechos y acabar con la tiranía, dando su vida en el empeño si es preciso. La bandera de Francia que lleva en una mano nos sitúa la escena en un lugar concreto y determinado. El fusil que porta en la otra mano nos indica el método al que se ve obligado el pueblo a utilizar para conquistar esa ansiada libertad.
Tras un par de días reflexionando sobre lo que la obra representa, utilizando para ello diversas "puertas de entrada" al mensaje, esto es lo que han aprendido algunos de los alumnos:

Al admirar una obra como esta, es necesario plantearse una serie de cuestiones que, de algún modo, pueden atribuirse a tu vida, por ejemplo, yo me he planteado mediante una de las preguntas, si mi vida podría verse reflejada en una imagen y de descubierto que es posible, que excavando un poco en una imagen, puedes ver el reflejo de tu vida, aunque la obra hable de otra cosa distinta.

El modo en el que un niño o un adolescente busca la libertad depende de la infancia o adolescencia que haya o esté viviendo, desde luchar por salir un viernes hasta luchar por liberarte de alguien que lleva toda tu vida (aunque sólo sean 15 o 16 años) haciéndote daño gratuito. Se podría comenzar a reflexionar sobre lo que eres, lo que quieres ser, lo que has logrado y lo que sin duda serás capaz de lograr; incluso puedes llegar a descubrir que eres mucho más de lo que crees y que eres mucho más valiente de lo que siempre habías pensado.

Se podría añadir también que las personas siempre han luchado por lo que querían tanto hace dos siglos como actualmente, en formas distintas, pero igualmente es una lucha que pone las ideas de cada uno sobre la mesa, una lucha que no sólo repercute a uno o a unos cuantos, si no que puede repercutir en otros que no quieren luchar o en muchos inocentes que se encontraban por casualidad en el camino.
¿Qué más da la edad que tengas?, una lucha por algo que verdaderamente te importa es una lucha siempre.

Alba Prieto



Cada uno hace lo que quiere con la libertad que tiene, es decir, que nosotros elegimos lo que vamos a hacer. A medida que crecemos se nos da más libertad, y debemos saber cómo aprovecharla y saber cuáles son las mejores opciones.
Cada persona adquiere más libertad con el paso del tiempo, pero debe saber qué es lo mejor que puede hacer con ella.
Por último, he aprendido que para conseguirla hay que luchar con ella. Me gustaría explicar esto último. Me baso en la actualidad y en el pasado.
Me refiero a toda la gente que lucha para que dejen de existir esclavos, para que todos seamos libres de poder elegir lo que queremos hacer. Los que luchan por los que no tienen voz.

Una alumna


Desde mi humilde punto de vista la libertad no solo se trata de un aspecto político, sino un derecho que poseemos o deberíamos poseer todas las personas. Es un derecho con el que nacemos y morimos, toda persona debe ser libre para pensar y expresarse.El concepto de libertad que hemos trabajado en clase de Historia venía acompañado de violencia, muerte y destrucción; debido a que el cuadro que tratábamos reflejaba dichos aspectos. En mi opinión la libertad no debería ir acompañada de ningún aspecto negativo, todo lo contrario, la libertad nos hace ser personas completas, nos hace vivir de forma completa, la libertad nos hace felices.Hoy en día la libertad se asocia mayoritariamente al plano político, pero la libertad empieza por el respeto de cada persona, la libertad es algo que le incumbe más a la sociedad que a la política. En Europa a lo largo del s.XX se sucedieron dos totalitarismos (el fascismo y el nacionalsocialismo) en los que la libertad de miles de personas era coartada. No se podía opinar ni actuar de forma contraria a la doctrina del régimen. Las personas no vivían de la forma como ellas querían, se les suprimía su derecho más importante. En esta época el avance de la sociedad ha sido nulo, pues la humanidad siempre ha avanzado más, en todos los aspectos, cuando cada persona ha sido libre de pensar y expresar sus propias ideas, pues la unión de tantas ideas hacen un mundo que engloba todas las ideologías y formas de pensar.En mi opinión la libertad no es solo la Independencia de un pueblo, es el derecho que una persona tiene y que debe ser bien usado para el desarrollo de la humanidad y la construcción de un mundo mejor y tolerante.

Fernando Cortés




Todos tenemos una serie de derechos, entre ellos la libertad, pero nuestra libertad acaba donde empieza la de los demás.
Tenemos libertades, pero tenemos que tener en cuenta a los demás antes de actuar.
Si algo no nos convence, tenemos que ver si no es solo a nosotros, sino a más personas también y debatir si se nos está privando de algo.
Muchas veces pensamos en nuestra libertad propia sin tener en cuenta a los demás y es allí donde la fastidiamos.
Hay veces también que exigimos nuestra libertad pero no nos comprometemos con ella. A veces pedimos cosas solo porque sí pero no sabemos mantenerlas.
No hay dos libertades iguales, así que hay que saber respetarlas todas.
Mariel Pedraz




Aparte de la libertad como factor principal de este cuadro podemos ver tristeza, violencia, muerte, etc., es decir, todo lo que causó el periodo de la Revolución francesa.
Entre las personas que se encuentran tiradas en el suelo o alrededor con armas podemos ver dos tipos diferentes de personas: burgueses y campesinos. Esto se debe a que la burguesía más liberal quería acabar con la monarquía absoluta.

Gracia Calvente 




Con esta obra el autor quiso transmitir el deseo de libertad del pueblo y lo refleja a través de la personificación de la libertad mediante la mujer del centro. Además se ve también dos clases diferentes tanto la burguesa como la obrera. También he aprendido que la única forma de transmitir el deseo de libertad era a través de la violencia ya que las peticiones del pueblo al rey no eran correspondidas. Dejando ya aparte la obra una cosa que me ha llamado la atención ha sido que sin haber estudiado nada previamente he podido sacar conceptos e ideas. En mi opinión son estos trabajos los cuales las ideas se te quedan. Me gustaría poder repetir un tipo de trabajo como estos ya que fomenta el compañerismo y el trabajo en grupo.

Javier de Ángel

 
He comprendido que la lucha por la libertad tiene sus consecuencias y más si es un conflicto armado. La libertad es algo primordial en la convivencia de los seres humanos  y por eso he sabido que esta revolución está "justificada".

También he descubierto que luchar por la libertad no tiene por qué ser coger un arma y combatir por ella, ni hacer una revolución, simplemente se ve en los hecho de cada día. La libertad es algo que necesitas, es algo que no solo se te da y uno hace lo que quiere, sino que hay que reflexionar sobre ella.
 
Ignacio Aragón

25 septiembre 2014

Reyes borbónicos (cuarta y última parte). El siglo XX. De la República a Juan Carlos I.

Cayó la dictadura de Primo de Rivera y con ella cayó la monarquía de Alfonso XIII. Vino la República, con sus primaverales aires de reforma, libertad y democracia. También con sus tormentas de rencores, anticlericalismos y sectarismos. El rey marchó a un exilio del que ya no regresaría en vida, falleciendo una década después sin haber renunciado a sus derechos al trono. Mientras tanto, en España la República había sido finiquitada por un grupo de generales que eligieron a Franco como cabeza visible, el cual aprovechó la oportunidad para aferrarse al poder con uñas y dientes. Al fallecer Alfonso XIII la monarquía no parecía ser una opción posible, lo cual provocó todo tipo de enfrentamientos entre los monárquicos. La primera cuestión era ver quién se hacía con la jefatura de una familia tan extensa como problemática. Don Juan, sexto hijo del rey, cuarto varón, fue finalmente quien ostentó dicha jefatura. Su hermano mayor, Alfonso, primogénito y heredero del rey, nació hemofilico y contrajo matrimonio morganático, por lo que hubo de renunciar al trono. El segundo, Jaime, era sordomudo de nacimiento, por lo que su padre también le obligó a renunciar a sus derechos al trono de España, no así a sus derechos al trono de Francia. Fernando, el tercero de los varones, nació muerto.
Así pues, don Juan fue el jefe de la familia real española durante la larga dictadura del general Franco. Las relaciones entre ambos pasaron por diversas fases. Don Juan creía que la devolución de la corona a su legítimo propietario -él mismo- era cosa hecha, y prácticamente se lo exigió a Franco. Éste, maestro en conservar el poder, se resistió y fue dando largas a don Juan y a la monarquía. A la vista de que no llegaba la esperada Restauración, hubo que cambiar de estrategia. Primero posponer la monarquía a un momento mejor, luego enviar a Juan Carlos a España para que se formase bajo la vigilancia de Franco, que podría así crear a su propio delfín, con el que todos estarían contentos.
En 1947 Franco aprobó la "Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado", una de las 8 Leyes Fundamentales que iría aprobando a lo largo de su largo mandato. En ella se establecía que España se constituía en Reino, siguiendo la tradición histórica. Ahora bien, la Jefatura del Estado correspondía al "Caudillo de España y de la Cruzada (sic), Generalísimo de los Ejércitos, don Francisco Franco Bahamonde". No obstante, en cualquier momento el Jefe del Estado podía proponer a las Cortes la persona que debía ser llamada en su día a sucederle, a título de Rey o de Regente. Es decir, que Franco se reservaba el derecho a decidir quién sería el rey de España, cuando él muriese.
Esta decisión no la tomó Franco hasta 1969, 22 años después de aprobarse la Ley de Sucesión. Durante todo este tiempo, los distintos candidatos al trono intentaron ganarse el favor del Caudillo, así como las distintas tendencias monárquicas que los apoyaban. De esta manera, durante esos 22 años Franco tuvo a las distintas facciones monárquicas pendientes de él y evitando cualquier tipo de conflicto con el régimen.
Finalmente, el elegido fue Juan Carlos. Durante los años que aún vivió Franco, el conocido como Príncipe de España mantuvo un perfil bajo. Se trataba de evitar que Franco diese marcha atrás, dejando que pensara que lo dejaba todo "atado y bien atado", de forma que Juan Carlos respetase el juramento de fidelidad a los principios fundamentales del Movimiento y ocupase siempre ese segundo plano y dejase a las instituciones franquistas hacer la política.
El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos fue proclamado Rey de España. En su discurso de coronación ya advirtió que quería ser "el rey de todos los españoles", de los franquistas y los no franquistas, de los que vencieron la guerra civil y de los que la perdieron. Muchos vieron en aquella expresión un anuncio de reconciliación y de... ¿democracia?
Juan Carlos I había sido designado por Franco y había jurado los principios del Movimiento. Flojos avales para emprender una tarea democratizadora. Sin embargo, fue dando pasos agigantados a un ritmo vertiginoso. Impuso a Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno. Con él, logró hacer una transición "de la ley a la ley", es decir, de las Leyes Fundamentales de la dictadura franquista a la Constitución democrática de 1978. No hubo ruptura jurídica y se evitó la ruptura social. Había nacido finalmente una monarquía parlamentaria, democrática y equiparable al resto de monarquías europeas.
Durante el reinado de Juan Carlos I España ha logrado integrarse en Europa y alcanzar un nivel de desarrollo social y económico como nunca antes había tenido a lo largo de su historia. Es cierto que quedan muchos flecos pendientes, que el pacto de silencio que hasta ahora ha existido en los medios de comunicación sobre la monarquía han tapado muchas de las miserias del rey, y que el modelo autonómico del Estado auspiciado por esta monarquía está en crisis. Aún así, los logros han sido muy potentes.
Y lo mejor de todo es que esos logros, así como las deficiencias políticas, económicas o sociales del sistema, no dependen ya de la voluntad o el capricho de una única persona, de un rey que acumule más o menos poder. El progreso y los logros españoles son más bien fruto del trabajo cooperativo y compartido por todos los millones de ciudadanos que cada día salen de sus casas y construyen esta sociedad, para bien y para mal.
Ahora, cuando apenas se han cumplido 100 días del reinado de Felipe VI, son muchas las incertidumbres que se ciernen sobre la monarquía y sobre el país. Pero queda, sobre todo, la ilusión y la esperanza de un futuro mejor, más igualitario y democrático. Ojalá muchos españoles salgan de sus casas cada día con el empeño de unir, crecer y ayudar a los demás.