30 diciembre 2013

Creencias sobre la educación.



Ando estos días redactando mi portfolio docente. Entre otros aspectos, tengo que redactar mis creencias sobre la educación. Estas son algunas de ellas:
Aunque llegué a la Educación indirectamente, sigo en ella en actitud de aprendizaje, aunque esa actitud creo que la tendría en cualquier trabajo. Así pues, soy profe porque esa es mi profesión, aunque intento no entender mi labor como un simple trabajo. Soy consciente de la responsabilidad social que tiene mi profesión, influyendo, aunque sea mínimamente, en la formación de muchas personas y por tanto, en el futuro de nuestra sociedad.

Me gusta pensar que contribuyo a educar personas para que sean felices, por encima de la materia que imparto. Educar personas para construir con ellas conocimiento, para progresar como personas y para construir un mundo mejor. Educar personas para que sean más justas, solidarias y humanitarias que las generaciones que les han precedido.

Creo que estamos en un momento liminar en el mundo de la educación. Algo va a cambiar en nuestro Centro, en la educación de nuestro país y en el mundo entero. La educación va a saltar del siglo XIX al XXI y no quiero perdérmelo. Es más, me gustaría contribuir a dar ese salto.

Creo que la educación debe contemplar aspectos que generalmente han quedado fuera de su campo de actuación: las emociones, la afectividad, lo espiritual. Debemos acabar con una educación que destruye los talentos personales para uniformar a las personas, haciéndolas “normales y corrientes”, es decir, mediocres, al objeto de mejorar su “empleabilidad”. La empleabilidad del futuro no tendrá nada que ver con la que conocemos hoy.

Además, creo que la educación debe ser capaz de potenciar las cualidades, talentos y preferencias de las personas, de manera que cada uno sea capaz de diseñar su propia vida, tomar las riendas de ella y hacer una aportación única e insustituible a la historia de la humanidad.